jueves, 18 de julio de 2013

EL OBJETIVO DEL GRAN MAESTRO; ¿CAPRICHO O PROPOSITO?



Articulo enviado a la redacción de la Comisión Mambí, Patria y Libertad, por un Hermano Maestro Masón.

Se afirma que la Masonería es una Institución formada por “hombres libres y de buenas costumbres”, aserción que toma un interés particular en la precaria realidad que a la Institución cubana le ha tocado padecer durante más de cinco décadas.

La Masonería es una Institución en la cual se aprecian dos vertientes: La Masonería Simbólica, constituida por los tres primeros grados; y la
Escocesa, la cual abarca desde el grado 4 al 33. Los tres primeros grados, o grados simbólicos, son gobernados por la Gran Logia de Cuba, Organismo que se reconoce como la base común de la Masonería universal. Los grados restantes, conocidos como Grados Filosóficos, son regidos por el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba.

Es necesario reconocer que la esencia de la problemática en la cual se encuentra actualmente sumida la masonería de Cuba; precisamente radica en la sumisión al Castrismo de los sucesivos gobiernos que han dirigido a la Gran Logia cubana por más de dos décadas.

Por su parte, el Supremo Consejo estuvo presidido por Jesús L. Armada Pena, personaje que por algo más de 25 años ejerció un gobierno personalista y absoluto sobre este Alto Cuerpo. Armada Pena asumió este cargo sin haber contado la necesaria experiencia que produce una trayectoria de liderazgo en el seno de la Masonería Simbólica; pudiendo referirse que Armada nunca ocupó un puesto en el gabinete de trabajo de ningún Gran Maestro, ni siquiera fue Diputado de Distrito en la Gran Logia.

Esta falta de conocimiento incidió en que el Supremo Consejo perdiera el prestigio que gozó desde su fundación en 1859; convirtiéndose en una organización fantasma, únicamente destinada a exacerbar la vanidad de ciertos masones. En diciembre de 2012, Armada Pena fue obligado a abandonar el cargo; resultando sustituido por Lázaro F. Cuesta Valdés.

Es preciso reconocer que al asumir el cargo, Cuesta inicio un movimiento renovador en este Organismo Masónico; manteniendo una inusitada actividad restauradora de los Cuerpos Escocistas (muchos de ellos inactivos), que lo llevo de un extremo a otro de la Isla. De la misma forma, Cuesta se dedicó a organizar el aparato económico-administrativo del Supremo Consejo. Esta actividad seguida por Cuesta Valdés, le ha valido el reconocimiento de la mayor parte de los masones cubanos.

Hoy por hoy, Lázaro Faustino Cuesta Valdés representa el candidato más fuerte para asumir la Gran Maestría de la Gran Logia de Cuba en 2016; es precisamente en este punto en el cual comienza a surgir la sospecha de que “algo extraño” está detrás de la propuesta hecha por el Gran Maestro Rubén E. Gutiérrez Torres de unirse al Supremo Consejo del Grado 33º para “Construir Puentes y Derrumbar Paredes”.

El propósito inicial del Encuentro “POR LA UNIDAD MASONICA – UN ENCUENTRO NECESARIO”, fue claramente expuesto por Cuesta Valdés en su convocatoria a los “masones cubanos que por cualquier causa residan en el exterior y a muchos de los actuales directivos y otros prestigiosos masones de aquí para la realización de un Encuentro Necesario por nuestra unidad masónica” (…), sigue exponiendo que se propone efectuar un “intercambio constructivo y franco, bajo un principio de la comprensión y tolerancia plena; lograr todos un reencuentro y un entendimiento” (…) “a que aspiramos todos los masones, los de aquí y los de allá”. Pero, hay más, días después Cuesta especifica que “ese encuentro es para todos los hermanos cubanos en el exterior, no hay recibimiento, pues no es una sesión, es un encuentro para buscar soluciones a la situación de nuestros hermanos en el exterior’; es decir, el encuentro se desarrollara en un ámbito de “tenida blanca masónica”; o sea, será un encuentro social entre masones.

El Supremo Consejo está en pleno derecho y capacidad para realizar cuantas reuniones y encuentros considere necesario, máxime si los mismos están destinados a limar las asperezas dejadas como secuelas de la traición de Collera Vento a la Masonería cubana (la de Cuba y a la del exilio). Naturalmente, las reglas más elementales de cortesía fraternal, obligan a Cuesta a extender una invitación al Gran Maestro; invitación que Rubén podía haber declinado. Pero no lo hizo, ¿por qué el interés del Gran Maestro de incorporarse a esta actividad? Rubén no es un Gran Maestro cualquiera, él es uno de actores principales en la desunión existente entre los masones de la Isla.

¿Esta decisión responde a un capricho o un propósito? Estoy convencido que es un propósito muy bien definido: manchar la intención y el creciente crédito masónico de Cuesta. El objetivo es obvio.

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