viernes, 12 de julio de 2013

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Articulo enviado a la redaccion de la Comisión Mambi, Patria y Libertad, por un Hermano Maestro Masón.

La Masonería es una Asociación formada por “hombres libres y de buenas costumbres”, asociados en esta Institución con el fin de procurar “disipar la ignorancia, combatir el vicio e inspirar amor a la humanidad”. 
 
Para cumplir con sus objetivos, los masones tienen la obligación de mantener una conducta ético-moral que les garantice el reconocimiento y respeto de sus conciudadanos. Precisamente, por esta razón la Institución Masónica exige de quienes solicitan su admisión en la misma, ser reconocidos como “buenos padres, buenos hijos, buenos ciudadanos…”.
 
Mantener el reconocimiento social implica sostener una actitud social acorde a principios cívicos y morales universalmente aceptados; en primer término el respeto a las pautas establecidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, porque su articulado garantiza a los individuos el disfrute de su Dignidad Humana. La Institución masónica tiene estos valores implícitos en su filosofía doctrinal; por ende, es su deber y obligación ser depósito y garante de los mismos.
 
Con anterioridad hemos expresado que a la hora de juzgar la actitud de la Masonería cubana establecida en la Isla, debemos distinguir la bochornosa y comprometida actitud seguida por la jerarquía masónica con relación a la tiranía Castrista; de la que han mantenido muchos de sus afiliados.
 
Desde el año 1959, los masones cubanos han dejado una cuantiosa estela de sangre, vertida ante los paredones de fusilamiento; y sufrimientos ingentes padecidos en las cárceles del régimen. No obstante, hay quienes desde el exterior acusan de pasividad a sus hermanos masones de la Isla. Hasta qué punto esto es cierto? Veamos.
 
Para que no nos acusen de demagogos por acudir a hechos pasados, que de por sí ya están inscritos en la historia de nuestra patria, vamos a responder a esta cuestión basándonos en acontecimientos que cambiaron la perspectiva que, en el interior y el exterior de Cuba, se tenía del movimiento opositor cubano: la Primavera Negra de Cuba.
 
El hecho conocido por Primavera Negra, ocurre entre los días 18 y 20 de marzo de 2003; oportunidad en la que las fuerzas represivas del Castrismo, de forma meteórica; apresan, juzgan y condenan a 74 hombres y una mujer a larga penas de prision. De estos acontecimientos se deriva el “Grupo de los 75”. Entre los detenidos había 13 masones.
 
Si tenemos en cuenta que en ese año (2003), la población de Cuba ascendía a unos once millones de habitantes; y que, por su parte, la Gran Logia de Cuba constaba de cerca de 29 000 miembros; ello implica que la militancia masónica en la Isla representaba un 0.26% del total de la población cubana. Como ya vimos, 13 de los 75 opositores aprendidos, eran masones o sea, ellos representaron el 17,3% de ese Grupo. Como se aprecia, la proporción de masones detenidos durante la Primavera Negra, es muy superior a la presencia de la Fraternidad en la Isla.
 
Pero además, existen masones incorporados a numerosos grupos disidentes, de Derechos Humanos y opositores; entre estos se puede mencionar a Fernando Palacios, Fernando Sánchez, Héctor F. Maseda, Ricardo Medina, Vladimir Calderón, etc. Entre los Periodistas independientes se destacan Jorge Olivera Castillo, Eugenio Leal, Leonel A. Belette, y otros.
 
No es justo acusar de indolencia a los masones cubanos “de a pie”!

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