Articulo enviado a la redacción de la Comisión Mambi Patria y Libertad por un Hermano Maestro Masón.
Tras
más de cincuenta años de trabajos fraternales, la Masonería cubana
exiliada se ha labrado una historia preñada de sacrificios y
realizaciones; constituyendo una tradición fraternal que de por sí, les
proporciona una identidad propia.
No
pienso referirme en detalle al aval histórico acumulado en sus más de
cinco décadas de heroica existencia por los masones cubanos exiliados.
Es cierto que no todo ha sido de color de rosa durante estos años; para
unas personas que se vieron obligados a emigrar de su patria. Ellos
dejaron detrás afectos y propiedades, hubieron de rehacer sus vidas a
partir de cero; no obstante, estos masones se agruparon, constituyeron
logias y edificaron buenos edificios para sus trabajos rituales. A pesar
de todo, ellos han logrado mantener su identidad nacional y la pureza
sus ritos masónicos.
A
pesar de lo que han logrado, no todos los masones exiliados se han
percatado de ello; y continúan atados al cordón umbilical de una
dirigencia masónica dependiente absolutamente de la Oficina de Asuntos
Religiosos del Comité Central del PCC. Obsérvese que digo no todos;
es porque hay quienes si conocen y reconocen a la Masonería Cubana
Exiliada como una Entidad con personalidad propia; y están volando con
sus propias alas. En otro artículo, hablaremos de este despegar de la
conciencia masónica exiliada.
¿Qué
es lo que ata a ciertos masones exiliados a la Gran Logia de Cuba
radicada en La Habana? Dos supuestos aspectos: la Regularidad y el
Reconocimiento. En Masonería, ambos conceptos son el origen de fuertes
divergencias en cuanto a su significado y alcance. Es significativo, y
resulta necesario recalcar una vez más, que el traidor José Manuel
Collera Vento constantemente utilizo estos elementos, los cuales
constituyeron el eje central en sus esfuerzos por ganarse adeptos que
(inocentemente) contribuyeran a facilitar su labor de espionaje y
socavación en los Estados Unidos de América.
Partiendo de la sentencia que sostiene el fondo de toda opinión siempre hay algo de cierto; creo conveniente abordar el tema de regularidad y reconocimiento; considerando
tanto las calificaciones que del mismo se tiene en la Masonería
Regular, como en la Irregular o Liberal. En esta búsqueda vamos a
basarnos en conceptos prácticos que se adapten a nuestra realidad,
evitando perdernos en teorizaciones generales que a nada nos conducen.
En un artículo publicado por Gustavo Medina Díaz en la Revista Fénix, el autor expresa
“El diccionario de la Lengua castellana de la Real Academia Española
define la palabra REGULARIDAD como la “exacta observancia de la
regla”[i]. Más adelante sigue diciendo que tanto la Gran Logia Unida de
Inglaterra, como la Confederación Masónica iberoamericana (CMI);
consideran la Regularidad de origen en el hecho de que “Cada Gran Logia
deberá haber sido legalmente establecida por una Gran Logia debidamente
reconocida o por tres o más Logias regularmente constituidas”. ¿Qué es
una logia regular? (…) “es aquella que (…) está debidamente instalada y
autorizada legalmente con una Carta Patente otorgada por una Potencia Masónica Regular”[ii].
La
situación es que el FEMECE no es una Gran Logia Regular y que ninguna
de las antes dichas logias cuenta con Carta Patente de una Gran Potencia
Regular; por ende, la Gran Logia de Cuba en el Exilio (posteriormente
en el Exterior) no cuenta con una Regularidad de Origen.
Algo más específico se puede leer en la página web de la B.R.L.S. PIEDRA BLANCA DE LA PERFECCIÓN N° 98[v], bajo los auspicios de la Muy Respetable Gran Logia de los Antiguos Libres y Aceptados Masones de la República del Perú.
Refiriéndose
a los requisitos de una Gran Logia Regular, dice “es considerada
Regular, cuando se (…) ajusta a las Leyes fundamentales o antiguas
costumbres reguladoras cuyos antecedentes provienen de las Ordenanzas de
la Gran Log. (…); y concluye afirmando que “Lo contrario a estos
conjuntos de Reglas, es irregular, desordenado, arbitrario e
ilegal[vi]”.
Otro
aspecto a contemplar es el que se refiere a los masones iniciados en
las logias cubanas del exilio; el antes indicado sitio web, se afirma al
respecto que “un masón regular es quien cumple con las reglas
establecidas por una Log. formada bajo la obediencia de una Gran Log.
Regular”. Partiendo de la afirmación jurídica-fraternal que indica que
la Gran Logia de Cuba en el Exterior, no es una potencia de origen
regular; de hecho todos estos masones tampoco lo son. Es decir, en
primer término tendría que solicitar su regularización, y
posteriormente, iniciarse como aprendices Masones.
En
este caso, la masonería liberal reconoce la iniciación alcanzada por
los masones, independientemente de la obediencia en que la misma haya
ocurrido; reconociendo el nivel de los grados alcanzados.
En cuanto al reconocimiento,
la Masonería Regular establece claramente que en cada país, únicamente
se reconocerá a una Gran Logia; excepto que la existente decida
compartir, o ceder parte de su territorio. Partiendo de este aserto,
¿Qué posibilidad hay de que la Gran Logia de la Florida ceda o comparta
su jurisdicción con alguna de las Grandes Logias de exiliados cubanos?
Absolutamente ninguna. ¿Por qué? Por la misma razón aludida por la Gran
Logia de Cuba ante el reconocimiento a varias logias cubanas que se
había separado de la Gran Logia de Cuba que hizo la Gran Logia
Constitucional del Perú (a la cual califica de “irregular”).
En
la circular emitida con fecha 19 de Noviembre del año 2010; el Gran
Maestro José Ramón González Díaz, califica a la Gran Logia de Cuba como “única potencia regular universalmente reconocida para el territorio de la República de Cuba”. Más adelante en dicho mensaje se reafirma este concepto, al afirmar “(…)
DENUNCIAMOS la injerencia territorial de la Gran Logia Constitucional
de A. L. y A. M. de la República del Perú (Irregular), al dar cabida
bajo su jurisdicción a dos logias que trabajan en el territorio de la
República de Cuba, el cual está oficialmente reconocido como territorio EXCLUSIVO de la Gran Logia de Cuba de A. L. y A.M”.
Queremos
concluir señalando que la única fórmula disponible para que la
Masonería cubana exiliada alcance el tan anhelado reconocimiento de su
regularidad, es:
- encontrarse a sí misma;
- reconocer su propia identidad;
- identificar sus propios intereses y adoptar sus propias decisiones.
Todo ello es factible hallar en el mandato masónico “buscad y hallareis”;
esta opción se encuentra absolutamente a su alcance. Así ya lo ha hecho
una de las obediencias Masónicas cubanas radicadas en el sur de la
Florida.
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