Anteriormente
habíamos expresado “Indudablemente, estos acontecimientos no son
producto de la casualidad, por el contario; los mismos responden a un
plan de socavación fraternal instigado por la Sra. Caridad Diego Bello,
Jefa de la Oficina de A Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC; e
implementado por la Contrainteligencia cubana por medio de su agente
Gerardo, es decir, el despreciable ex Gran Maestro, José Manuel Collera
Vento”[i].
Efectivamente,
el ex Gran Maestro traidor fue el brazo ejecutor de una bien
planificada operación de inteligencia, destinada a aislar a los masones
cubanos de la “perniciosa” influencia de las doctrinas democráticas
procedente de la Masonería norteamericana.
“Duarte”
continuó con sus delaciones cotidianas hasta que en marzo del año 2000,
resultó electo Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba. Este
acontecimiento le posibilito a Collera Vento mudarse de forma “no
oficial” a la Habana, hecho que trajo consigo lograr que la Sra. Caridad
diego Bello, le abriera las puertas de la Oficina de Asuntos Religiosos
del Comité Central del PCC[v];
y que el DSE le asignara nuevas tareas. La Oficina de Asuntos
religiosos, es el sitio desde el cual se planifica y dirige la actividad
que ejecutaría, el ahora agente “Gerardo” dentro de la Fraternidad
Masónica cubana. Las acciones de Collera Vento se dirigieron en dos
sentidos fundamentales:
- La masonería radicada en la Isla, y
- La Masonería en el exterior. En este punto, es necesario señalar que existían dos frentes a cubrir:
- La Masonería cubana exiliada, y
- La Masonería norteamericana.
Es
necesario repetir que en estos trabajos nos estamos centrando sobre las
causas reales que produjeron la ruptura de relaciones entre la Gran
Logia de la Florida y la de Cuba; razón por la cual en estos momentos no
nos vamos a referir a los restantes aspectos.
Además,
puede señalarse que posee un alto nivel de inteligencia, una memoria
privilegiada, es buen orador, sigue las pautas del trato
afectivo-populista; es inescrupuloso, conoce el arte de mentir, deja
mucho que desear moralmente; traicionó a la madre de sus hijos,
participa en todo tipo de negocios clandestinos (lo mismo puede operar
como banco de “bolitas”, que traficando con jamones, quesos, o peróxido.
Este malévolo personaje, se define a sí mismo como “un humilde…”. Puede
afirmarse que detrás de su aparente personalidad, se esconde un
profundo resentimiento con la vida por su aspecto y su tamaño físico;
así como por su voz feminoide y los gallos que continuamente emergen de
la misma. Nada, el hombre ideal para integrar las huestes de delatores
castristas.
Sin
pretender ofrecer una disertación sobre los métodos que utiliza la
Contrainteligencia cubana en su trabajo sucio dentro de las distintas
agrupaciones aparentemente No Gubernamentales radicadas en la Isla; así
como en los disímiles grupos opositores cubanos de ambas orillas del
Estrecho de la Florida; es conveniente señalar algunos “indicios”
comunes que han dejado los agentes castristas como rastro de su
despreciable actividad.
Antes
dijimos que a su paso, estos agentes van dejan lo que he denominado “el
rastro de la traición”. ¿En qué cosiste este rastro? En simples
indicios, que pacientemente deben identificarse y reunirse como las
piezas de un rompecabezas. Por ejemplo, podemos observar a aquellos
miembros de una agrupación, que se dedican a desacreditar a otros
miembros o no de su agrupación; además, resulta de vital interés, estar a
la mira de quienes se empeñan en retrasar los proyectos y acciones
planificadas por el grupo. ¿Cómo lo hacen? Acudiendo a cuantos
subterfugios tienen a la mano, uno de los más utilizados es el
perfeccionismo o afán “para que las cosas salgan bien”; por lo general,
estos personajes logran enmendar los proyectos iniciales,
convirtiéndolos en inefectivas hojarascas que no conducen a nada;
logrando con el tiempo, destruir la credibilidad, reputación e
integridad de las organizaciones las cuales están infiltradas.
Simplemente, miremos a nuestro alrededor y veremos múltiples ejemplos
del resultado obtenido por estos elementos.
Otro
indicio a tener en cuenta es la preocupación, el activismo y el interés
superlativo que demuestran estos personajes en todo lo referente a la
Organización. Es muy frecuente que adviertan sobre los “peligros” de una
eventual “división” del grupo; generalmente, acusando a de ello los
miembros que puedan resultar más “peligrosos” para el castrismo.
Un
recurso muy manido por esos elementos, es la adulación. Ellos eligen a
sus víctimas entre activistas más destacados, realmente involucrados en
llevar adelante los objetivos de la Organización. Observen a quienes
dicen “eres un líder”; “tu si puedes llevar adelante la tarea”, etc.,
etc. ¿A quién lo le gusta que otros reconozcan sus méritos? Estos
agentes, se ganan la confianza de personas influyentes en la
organización, incluso en la comunidad. Por lo general, sus víctimas no
son capaces de imaginar hasta qué punto los agentes pueden llegar a
manipular sus sentimientos de compañerismo, amistad o de fraternidad.
Llega el momento en que víctimas y victimarios se confunden en un único
elemento; tanto es así, que si en algún momento llega a pasar por la
mente de la víctima alguna sombra de sospecha sobre la actuación del
agente; inconscientemente acude a cuanta justificación se encuentre a su
alcance para engañarse a sí mismo y culpar a otros de la actitud del
agente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario