Articulo enviado a la redaccion de la Comisión Mambi, patria y Libertad, por un Hermano Maestro Masón.
Se han tejido varias teorías acerca de lo que es la muerte, entre ellas: la materialista, la teológica y la renacentista.
La materialista refiere que vamos de la cuna a la tumba. Esta teoría se enfoca en que nacemos, se originan y desarrollan los procesos psico y fisiológicos que nos permiten pensar y amar; con el trascurso de los años, nuestra consciencia se actualiza. Al morir, todo concluyo, y con ello, la consciencia, las experiencias adquiridas durante la Vida; simplemente: desaparecen.
Si la teoría materialista proclama y defiende la conservación de la energía; es decir: “nada se crea, nada se destruye, todo se transforma”; entonces, de aquí surge la pregunta: ¿Si esto es cierto, como pueden destruirse la consciencia, el amor, la imaginación creadora, las facultades mentales, intelectuales y las experiencias adquiridas? ¿A dónde va esta energía? La ciencia material no tiene respuesta convincente que dar.
La teoría teológica, considera que al momento de nacer es cuando el Espíritu viene a la existencia y que después de la muerte, según sus actos, irá a un cielo o a un infierno por toda la eternidad. Esta teoría afirma que se salvarán ciento cuarenta y cuatro mil almas. Quienes no se bautizan, van al limbo.
Para muchos, estas teorías no satisfacen la inquietud de conocimiento del ser humano, entonces que ocurre tras la muerte?
Para muchos, estas teorías no satisfacen la inquietud de conocimiento del ser humano, entonces que ocurre tras la muerte?
Esta interrogante trae consigo otras: ¿Quién soy realmente? ¿De dónde vengo? ¿Qué estoy haciendo aquí y para dónde voy? ¿Cuál es mi misión en esta vida? ¿Únicamente vine aquí a sufrir y nada más que a dar tumbos? ¿Únicamente vine aquí a comer, a dormir y a cohabitar? ¿Es esto realmente un plan divino, un plan cósmico? ¿Voy a vivir aquí veinte, treinta, cincuenta, quizás noventa años y se acabó todo después de sufrir o de gozar mucho según lo que relativamente pueda suceder?
El destino del Ser humano no es el de gozar ni el de sufrir, sino el de adquirir experiencia, lo que da la base para la teoría renacentista, que es el conocimiento que el esoterista, ha logrado ir investigando profundamente después de desarrollar la facultad clarividente, que forma parte de las cualidades inherentes que todos tenemos.
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